Así se prepara un piloto de combate argentino

Iniciado por GAE_Pato, 05 de Septiembre de 2012, 07:32:20 PM

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GAE_Pato

Funciona en la IV Brigada Aérea. Por año, se capacitan unos diez pilotos militares bajo las órdenes de cinco instructores. Los video juegos, el tenis y la paleta los ayudan a tener destrezas necesarias para las maniobras. Un grupo de mecánicos los asiste y controla que los aviones Pampa estén en óptimo estado. Entre ellos hay una mujer.



Ninguno habla de guerra, sólo coinciden en la pasión que sienten desde chicos por los aviones y en ese sueño recurrente, poder volar. Pero aunque no hablen de enfrentamientos, diez hombres se capacitan cada año en la única escuela de pilotos de combate del país, ubicada en la IV Brigada Aérea, en Mendoza.
El camino es largo para llegar a ser piloto de combate. Después de estudiar dos años en la Escuela de Aviación Militar, ubicada en Córdoba, sólo los mejores promedios pueden seguir el curso, ya que se requieren habilidades físicas, intelectuales y sobre todo adaptación.
Desde que se abrió la escuela en la IV Brigada Aérea, nunca hubo una mujer piloto de caza, aunque sí realizan tareas de apoyo, como el caso de Ailín Rutchle, que es mecánica aeronáutica.
Los pilotos de combate son reservados. Cuesta que cuenten sus historias, que salgan en las fotos. La razón es simple. Aunque no firman un acuerdo de confiabilidad, se manejan por códigos, por señas, porque cualquier palabra de más podría alertar al enemigo sobre su llegada.
Cuando llegan a Mendoza, estos hombres ya dominan maniobras generales, como manejar el instrumental, despegar, aterrizar o realizar vuelos nocturnos. Aquí reciben entrenamiento específico de combate aire-aire, aire-tierra, tiro y aprenden a dominar el sistema de navegación, que les permitirá llegar al punto de destino en el tiempo estipulado.
El jefe del Grupo 4 de Caza de la IV Brigada Aérea, Gabriel Bagatello, explicó que quienes egresan del curso están preparados para volar cualquier avión de combate del mundo, ya que la mayoría tiene las mismas características. Sólo necesitan un período de adaptación a un modelo específico.
Cuando terminan el curso en Mendoza, la fuerza los destina a tres lugares de capacitación específica, según las necesidades. Estos pueden ser: Villa Reynolds, en San Luis, donde se especializan como pilotos de A 4 (un caza bombarderos); a Tandil, en Buenos Aires, donde vuelan Mirage (avión de interceptación) o a Reconquista, lugar que los capacita para volar Pucará (ataque de apoyo de fuego cercano).



Bagatello dijo que el país tiene una política básicamente defensiva. Por esto, -señaló- los pilotos deben conocer las maniobras que cumplan con este objetivo, aunque también es indispensable que se capaciten en las ofensivas.
Una de las tareas que realizan los pilotos de combate es el control del tránsito aéreo ?una de las labores de la Fuerza Aérea- que se realiza en conjunto con el Ministerio de Defensa. Hoy se concentran en lo que se denomina el escudo norte, para prevenir el narcotráfico.
Cinco instructores enseñan a los pilotos los secretos de las maniobras de combate. En Mendoza vuelan en el Pampa, un avión de producción nacional que cuesta 40 millones de pesos.
Por la mañana los alumnos asisten a clases y realizan lo que se denomina briefing, que se traduce como informe o instructivo que se realiza antes del comienzo de una misión. Se habla acerca de las condiciones meteorológicas, se recuerda cómo actuar frente a emergencias y repasan, junto al instructor, cada una de las maniobras que harán en el aire, ya que nada está librado al azar.
Luego, el piloto se sube al Pampa y como copiloto va su instructor, que tiene control sobre todos los comando, por si necesita corregir alguna acción.
Cuando los pilotos dominan las maniobras de vuelo comienzan con las específicas: combate aire aire, dos pilotos contra uno, tres contra uno, cuatro contra uno, simulan enfrentamientos y realizan prácticas de tiro, aunque sin armamento.
Los vuelos se realizan en las inmediaciones de la Fuerza Aérea, ya que no es necesario alejarse para realizar las maniobras.
Antes y después de cada vuelo de entrenamiento, los mecánicos revisan el avión.
El jefe del Escuadrón de la Escuela, el mendocino Claudio Loveira, explicó que si bien todos pueden aprender, existen habilidades innatas, como la rapidez de reacción, que los ayuda a asimilar las maniobras.
Loveira contó que muchos de los pilotos juegan al tenis o a la paleta, porque este ejercicio les ayuda a tener destrezas extra con el instrumental.
El vicecomodoro aseguró que los pilotos de combate no son supersticiosos, no llevan amuletos, aunque suelen volar con una foto de sus seres queridos, y hasta con una del club de sus amores, como en su caso.
Una vez que terminan el vuelo, que suele durar una hora, los hombres analizan el video que graba un sistema a bordo del avión, para saber cuáles fueron sus fortalezas y debilidades.
Luego se relajan en lo que denominan bar, un salón repleto de fotos de aviones, de dibujos y chistes sobre los pilotos y con una barra, donde cada uno tiene un vaso con su nombres, aunque sólo toman agua o gaseosas, porque las bebidas alcohólicas están prohibidas.
En el bar descansan Pablo Keilis y Carlos Rohde, que comparten la pasión por volar. El primero siempre quiso ser piloto de combate y sueña con especializarse en A4, mientras el segundo siguió con la vocación de su papá, que fue piloto en la Guerra de Malvinas.
Los hombres recordaron su primer vuelo, en el que se descompusieron. Esto es común, hasta que se adaptan, ya que los pilotos de combate no vuelan como en un avión comercial, sino que realizan muchas maniobras, para las que el cuerpo no está preparado.
En el bar también se relaja un piloto estadounidense, que realiza un intercambio. En el país del norte, un argentino sigue el mismo curso de entrenamiento.
Los pilotos de combate no podrían cumplir con su capacitación, si no existiera un equipo de mecánicos que realiza el mantenimiento del Pampa.
Este avión de entrenamiento se produce en la fábrica de Córdoba, vuela a 700 kilómetros por hora y utiliza como combustible el JP1, que es un querosén refinado, sin impurezas y transparente. El Pampa tiene una autonomía de vuelo de entre dos horas treinta y dos horas cincuenta, a unos 10 mil metros de altura.
El comodoro Bagatello enumeró los adelantos tecnológicos del Pampa. Hace tres años le cambiaron la biónica, es decir el instrumental a bordo, que pasó de ser analógico a digital. Este cambio permitió a los más jóvenes explotar al máximo el sistema, gracias a la habilidad que adquirieron desde pequeños con los video juegos, un extra con el que no cuentan los más grandes.
El adelanto más reciente que se le hizo al Pampa fue cambiarle el motor por uno de última generación, lo que redujo en forma notable los ciclos de mantenimiento.
Este avión de producción nacional, al igual que el Pucará, no tiene un promedio estimado de vida, sino que depende de cuánto y cómo vuele.



Fuente: http://www.mdzol.com

GAE_Charrua

C.F. Charrua

GAE_Chape

Muy buena Nota!!

De donde se extrajo?

Esta exelente Pato!

GAE_Maci