23.05.1982 - 23.05.2011: 1er. Tte. Héctor Ricardo Volponi

Iniciado por GAE_Popeye, 23 de Mayo de 2011, 10:17:28 PM

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GAE_Popeye

Fuente: www.lavozdelpueblo.com.ar en su edición del 22.05.2011.

Informe especial a 29 años de su caída en Malvinas

Volponi: la vida de un Héroe que se regaló a la patria



  Mañana se cumplirá el 29º aniversario del derribamiento del avión de Héctor Ricardo Volponi en las Islas Malvinas. Cumplió el sueño de formarse en la especialidad Aviación de Caza. Se esforzó a la par de sus padres para desarrollar la carrera militar y formó una familia, hasta que la guerra marcó su destino. Los testimonios de su esposa y de pilotos que integraron diversas misiones reflejan el alcance de las acciones del recordado tresarroyense

EN EQUIPO, VOLPONI (TERCERO DESDE LA IZQUIERDA) Y TRES DE SUS COMPAÑEROS



   Mañana se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Héctor Ricardo Volponi, para muchos, "un vecino de Tres Arroyos", para otros "un buen muchacho", algunos opinan "hijo de una buena familia", quienes entienden de aviación dicen "un excelente piloto", para quienes mezclan los momentos comentan "es otro militar", lo cierto es que mundialmente lo reconocen como un Héroe de Malvinas.

  A este Héroe argentino, nacido en Tres Arroyos, no podemos dejar de realizarle otro emotivo homenaje. Y en especial una recordación para todos aquellos que ignoran la manera en que combatió, las circunstancias de su muerte, y los recuerdos de quienes estuvieron cerca, camaradas y familia.
 
  En esta síntesis vamos a reconocer a una persona de educación familiar, de formación escolar, que supo del esfuerzo en el trabajo y del amor a la patria. Con una meta lograda de principio a fin. Un ejemplo para todos aquellos que hoy dicen no poder y en especial para aquellos jóvenes que piensan que es imposible ser una persona útil y un hombre de bien dentro de una sociedad.

En Tres Arroyos

  Dorrego y Deán Funes fueron las calles de tierra que vieron crecer y aprender a caminar a Héctor Ricardo, quien había nacido en el invierno de 1953. Sus padres vivían en una sencilla casa de esa esquina. Por entonces, este inquieto niño que crecía con cariño, jugaba con compañeros de barrio y se "metía" en el taller de su papá.
En ese sitio tan especial se mezclaba sin darse cuenta, lo que para él iba a ser su futuro.

La destreza y la velocidad.

  Repitiendo una y otra vez a quien le preguntara, qué vas a ser cuando seas grande: "Voy a manejar aviones".
 
  Cursó la primaria en la Escuela Nº 5 y disfrutó del taller de su padre, sin saber por esos años que iba a heredar la capacidad de maniobrar con rapidez. De muy chico, como muchos en esos tiempos, manejaba y sabía de mecánica, sus vecinos que lo recuerdan, le veían como alguien capaz de llegar muy lejos, muy alto.

  El tiempo llevó a Héctor Roberto Volponi y María Elena Guerendian, sus padres, a mudarse a Emilio de la Calle al 300. Allí transcurrió su infancia con fútbol y picardías de la época de adolescente y haciendo su secundario en el Colegio Nacional. La familia se mudó a la avenida Constituyentes, él impecable en sus estudios y en su aspecto, aceleraba su capacidad para terminar cuanto antes el secundario.

  Para esa época el reconocido mecánico y la querida peluquera hacían todo el esfuerzo para que a Héctor Ricardo no le faltara nada y pudiera terminar con sus estudios de bachiller. También su prima Ana se interesaba por él y compartían sus libros. Se terminó así el secundario para llegar a la tan ansiada Escuela de Aviación Militar en Córdoba, pero la vida le jugó una mala pasada en ese momento y perdió un año de su único deseo, ingresar a la Fuerza Aérea.

  Pero si de Volponi hablamos, ese traspié sólo sirvió para tomar más ahínco, y su sueño de ser piloto comenzó más cerca; en mayo de 1971, el Aeroclub de Tres Arroyos le abrió sus puertas a quien con el tiempo se lo conocería como el Héroe de la ciudad.

  Para principios del '73, el 29 de enero, tenía su brevet otorgado por Giaccone y se convertía en comandante de aviación. Su primer avión fue un Piper PA11, y quien lo llevaba de la mano a su histórico camino, era Néstor J. Astiz. Ese mismo año acumuló más de 20 horas de vuelo con un avión LV-YPF, y pocas semanas después pasaron para volar rumbo a su destino de vida, mandó a buscar un Piper PA 12-LV-NXP triplaza, y con este hermoso avión voló a Córdoba, completó todos los papeles e ingresó a la Escuela de Aviación Militar. Este breve relato, pero emocionado recuerdo, pertenece a un amigo de todos quienes gustamos de volar, Hugo H. Mirasso, una institución del Aeroclub local.


En Córdoba

  Un año nuevo se iniciaba y Córdoba esperaba a la nueva camada de futuros pilotos de la Fuerza Aérea Argentina.

  Cuando la familia ya se encontraba establecida al 400 de la avenida Güemes, el destino del Héroe ya comenzaba a forjarse. Los padres de Héctor Ricardo lo apoyaron y sus firmas autorizaron a que el "cadete" transitara su camino. El pelo corto, la gomina y el impecable uniforme brillaban en ese esmerado joven, que sabiendo del esfuerzo de los "viejos", realizó una carrera increíble, con excelentes calificaciones y en un tiempo ideal.

  Esos años fueron de mucho sacrificio para la familia Volponi, para Héctor Roberto, su esposa y para el mismo "Volpi", que sabiendo de lo costoso que eran sus estudios, cuando podía "se arremangaba" y trabajaba igual o más que sus padres.

  Finalizados los 4 años del período de formación, egresó con el grado de alférez del Cuerpo de Comando, eligiendo en el escalafón del aire la especialidad más difícil, pero su sueño de años: Aviación de Caza.

Mudanza de "cazas"

  Mendoza fue su destino para comenzar con los aviones y su familia. Ingresó al Grupo de Caza 4 de la Base Aérea El Plumerillo. Allí perfeccionó su estilo de piloto-aviador a bordo de los Douglas A-4C. Contó con la suerte de encontrarse con un viejo amigo, el capitán Dimeglio, quien lo recuerda así: "Cuando llegué de pase a la V Brigada Aérea, me alegró encontrar a un oficial a quien había conocido como cadete, cuando era instructor del Centro de Formación de los oficiales de nuestra fuerza. No había cambiado nada; aunque ya era un hombre, seguía competente, humilde y respetuoso como cuando ingresó".

  También en esa época conoció a su novia, María Inés Rico, nativa de esa provincia y profesora de filosofía.

  Se casaron en 1980 y después de algunos meses, el teniente fue trasladado a la Sexta Base Aérea de Tandil. Un año después en esa ciudad nació María Soledad, la felicidad de la familia era completa, los cálidos días de primavera acariciaban la piel de la niña y el bienestar de los Volponi. El buen tiempo permitía que Héctor Ricardo pudiera practicar una y otra vez sobre los recién llegados Dagger. Cuando se dirigía hacia el sur, hacía vuelos rasantes sobre las playas despobladas de Claromecó.

Los Dagger

  Según relata la historia oficial, a mediados de 1978 se presentó la necesidad de adquirir material aéreo del tipo caza bombardero. En ese entonces la enmienda Humprey-Kennedy impedía la adquisición de material bélico de procedencia estadounidense o europea, por lo cual se debió optar por otros mercados. Entre ellos se encontraba el israelí.

  En un acuerdo entre la FAA y la Israel Aircraft Industries-IAI se acordó la compra de 24 monopostos y dos biplaza de aviones Nesher, para remplazar a los F-86 F Sabre. Estos aviones adquirieron la denominación de "Dagger", que era el nombre en clave de este proyecto secreto de compra. Los 24 monopostos al arribar al país adoptaron las matriculas C-401 al C-424 y los dos biplazas las matrículas C-425 y C-426. Luego se incorporó un lote adicional de 13 aviones (11 monopostos y 2 biplazas) junto a un stock de repuestos.

  Estos aviones adquirieron las matrículas C-427 al C-437 y los biplazas C-438 y C-439, el C-427 quedó en Israel para el estudio del reabastecimiento en vuelo. Como no se realizó esta modificación, se le practicó el proyecto SINT (Sistema Integrado de Navegación y Tiro) y llegó a Río Cuarto en febrero del '82.

  En ese verano aumentaron las maniobras y los vuelos de práctica hacia el sur del país. Quienes estábamos en la zona, cerca del mar, los veíamos pasar y nos sorprendíamos de su velocidad y destreza. Allí estaba el "Lince", en su hábitat con sus manos que lo guiaban y dejaban disfrutar de algo tan suyo, sobrevolar las olas a más de 1500 kilómetros por hora.

  Mientras tanto en Tandil la vida seguía, el matrimonio hacía planes, María Soledad cumplía un año y un nuevo embarazo se gestaba en María Inés. Pero el otoño iba a ser distinto, la vida de la familia cambiaría para siempre, finalizaba marzo y sin saberlo el "Volpi" comenzaba su carrera de Héroe.

Aprestos de guerra

  El 4 de abril de 1982 el comodoro Tomás Rodríguez recibió instrucciones para alistar los aviones hacia tierras patagónicas. El 25 de abril de 1982 se constituyeron 2 escuadrones aeromóviles, "La Mariete" y el I Escuadrón Aeromóvil "Avutardas Salvajes", en la Base Aérea Militar Río Grande, a 690 kilómetros de Malvinas, a órdenes del mayor Carlos Martínez e integrado por los capitanes Cimatti, Maffeis, Mir González, Rhode, Janett, Moreno, Robles; los primeros tenientes Ratti, Luna, Gabari, Ardiles, Antonietti; y los tenientes Bernhardt, Bean, y Volponi.
 
  Cada Escuadrón disponía de 10 a 12 Dagger y operaron con 3 tanques pendulares de 1300 litros y con bombas inglesas de cola lisa de 1000 y 500 libras, con paracaídas de frenado de origen español. Para misiones de combate aéreo estaban disponibles los misiles Shafrir Mk IV.

  La noche del 30 de abril hubo festejos por los cumpleaños de los integrantes del Escuadrón. En lo mejor de la fiesta, llegaron adelantos de posibles misiones de combate; cobertura sobre !as islas y ataque a objetivos navales.

  Del revuelo de la fiesta se pasó al nerviosismo y a los interrogantes. Aunque todos tenían la certeza de que los ingleses venían a atacar y por lo tanto se preparaban para lo que se venía, interiormente se decían que no podía ser. "Estar nosotros a las puertas de una guerra, era una situación parecida a la de aquellos que leen sobre un accidente fatal en automóvil, pero ni se les cruza por la cabeza que les pueda ocurrir a ellos", es una frase que refleja esta sensación.

  Los aviones estaban cargados con tres tanques de combustible, 2 misiles y munición completa para sus cañones (Defa 30 mm).

Bautismo de fuego

  El 1° de mayo, de noche todavía, cubierto el cielo por una compacta capa de nubes a sólo 90 metros de altura y una niebla que envolvía a los edificios dándoles un aspecto fantasmal; con el indicativo "Toro", despegaron las "Avutardas Salvajes" el "Talo" (capitán Carlos Moreno) y el "Volpi" (teniente Héctor Volponi). Con el peso que tenían en sus aviones por el armamento que llevaban (mísiles aire-aire Shaffrir), para el despegue los metros de la pista resultaron justos, dejándola doscientos metros antes del final y perdiéndose en la lechosa capa.

  Los Dagger estaban configurados con el máximo peso posible de combustible y armamento que les permitiera la navegación de ida, más un escaso tiempo sobre las islas y la vuelta al "nido"; sin posibilidad de alternativas.

  Ya sobre Malvinas, que estaba bajo bombardeo inglés, el radar los guió hacia los ecos de los aviones enemigos, entrando en combate con dos Sea Harriers tripulados por el Lt. Cdr. Robin Kent y el Lt. Brian Haigh, pertenecientes al grupo aéreo embarcado en el HMS Invincible. En esa acción el teniente Volponi vio pasar un misil entre ambos aviones, el que seguramente indeciso por la proximidad de los dos, no se decidió por ninguno. Hubo algunas escaramuzas pero nada sucedió.

  Con mínimo combustible regresaron a las 9.45 a su base de asiento, haciendo un procedimiento por instrumentos, en el cual cometieron un error debido a los nervios por lo recién vivido, lo que fue subsanado gracias al operador de radar, que lo advirtió y corrigió. Ese mismo día realizó cobertura aérea al ataque al portaaviones HMS Hermes.
El 1° de mayo había transcurrido. El "Lince" tuvo el honor que muchos hubiesen querido, participar del bautismo de fuego de la FAA, jornada durante la cual los Dagger completaron 13 salidas y fueron derribados dos.

  Esa fue la primera y última vez que los ingleses intentaron atacar la costa a la luz del día, en adelante sólo pudieron hacerlo amparados por la seguridad de la noche. La Fuerza Aérea Argentina no había demostrado aún su formidable poder ofensivo.
El "Lince" tuvo varias participaciones durante el conflicto, entre ellas el 21 de mayo participó del ataque al destructor misilístico HMS Antrim.

  La Batalla de San Carlos estaba en pleno apogeo. Los ataques de la aviación argentina se sucedían día a día, en un épico esfuerzo para dificultar el desembarco ingles y detener el avance de las tropas terrestres.

  Se acumulaban los derribos, las bajas, los pilotos eyectados. A menos de cincuenta kilómetros en línea recta, la guarnición argentina de la isla de Borbón, casi en la boca norte del estrecho de San Carlos, era testigo privilegiado del paso rasante de los cazabombarderos rumbo al combate, del regreso orgulloso, de las ausencias lamentadas.

  Se veían en combate cazas argentinos e ingleses, en sus playas pedregosas algunos encontrarían alivio y desazón de caer al mar eyectados. Otros amortiguaron la caída en su turba y dos aviones, con sus tripulaciones, hallaron allí su destino definitivo luego de ser derribados.

  Borbón era un sitio de paso para los hombres que volaban al combate. Los impulsaba el coraje y el sentido del deber y se confortaban en la seguridad de que, en caso de ser derribados, de alguna manera, otro argentino los buscaría y rescataría en cualquier condición táctica o meteorológica. Cuanto más seguro está un piloto de que será rescatado, mayor será la probabilidad de éxito de su misión, de allí la importancia que los comandantes asignan a este tipo de operaciones.

  En ese lugar una escuadrilla de Dagger fue interceptada y los tres aviones derribados.


La muerte de un Halcón

  El 23 de mayo, su escuadrilla, con indicativo radial "Puñal", junto a otras denominadas "Daga" y "Coral", despegaron desde San Julián con siete Dagger M-V, todos con el mismo objetivo naval: un buque o más que se estimaba en función piquete de radar, a unas 15 ó 20 millas al norte de la entrada al Estrecho de San Carlos. Llegaron los "Daga" y "Puñal", con cinco minutos de diferencia.

  Los primeros no encontraron el blanco. En ese momento, escucharon por radio a sus camaradas (los "Puñal"), que estaban siendo interceptados por una patrulla aérea de combate británica.

  Los "Puñal", que volaban rasante y estaban armados en configuración antibuque con bombas de 500 kilos, eyectaron todas sus cargas externas y trataron de escapar, tomando curso de regreso.

  El Dagger del frente iba demasiado rápido para ser alcanzado, pero el C-437 al mando de Volponi se hallaba una milla atrás y al alcance del misil AIM 9L Sidewinder, del Lt. Martin Hale, quien piloteaba el Sea Harrier ZA194. El misil fue disparado desde aproximadamente 900 metros por detrás del avión de Volponi, impactando al final de su inevitable camino, la zona de la tobera de escape del Dagger. El reloj marcaba las 15.40, y se escucharon dos explosiones. El avión se desintegró a bajo nivel, impidiendo al piloto eyectarse, cayendo los restos sobre tierra, en el lado occidental de la Bahía Elefante, en la Isla Borbón, a casi dos millas del establecimiento de nuestra Estación Aeronaval Calderón. Volponi había realizado varias salidas ese día, nada alcanzaba para detener la cabeza de playa de los ingleses.


En el continente

  En Tandil y Tres Arroyos, las noticias enlutaban las calles, como en toda la patria que seguía de cerca los acontecimientos y apoyaba la gesta llenando la Plaza de Mayo. María Inés Rico tenía 27 años, María Soledad sólo uno y el embarazo de 2 meses de Ricardo, de quien Volponi nunca se enteraría.

  Magdalena Volponi, una tía política, recuerda que le avisaron a la familia del teniente que el avión había sido derribado, pero conservaban la esperanza de que hubiera podido eyectarse. La realidad fue otra y así quedó confirmado poco después.


Valentía y coraje

  Cristian P. Benito, piloto de avión, aportó su testimonio sobre el rescate de los restos de Volponi y las características de las acciones en Malvinas. "El personal de la base de la Armada Argentina rescató sus restos y los guardaron, hasta que el 29 de mayo, un avión Twin Otter de la Fuerza Aérea Argentina, en arriesgada acción y bajo la Orden Fragmentaria 2532, fue a buscarlos y los llevó al continente en una urna, junto al mayor Puga y al capitán Díaz, pilotos de otras misiones que lograron eyectarse cuando fueron derribados", indicó. Por ello, expresó: "Vaya mi humilde reconocimiento al accionar de nuestros hombres del aire, valorados internacionalmente por su valentía y coraje, recibiendo el recuerdo y homenajes que se merecen".
Producción periodística: Luis Satini


"Asumió el rol para el que estaba preparado"



  Las palabras de María Inés Rico, mujer de Volponi, describen características de la personalidad y el pensamiento de Volponi

  María Inés Rico recibió los restos de su esposo en 1982 de manos de integrantes de la Fuerza Aérea. "Los enterramos en Maipú porque nos mudamos a Mendoza", puntualiza y en referencia a sus hijos, afirma que "todos sufrimos, pero sé que para ellos es más difícil porque les duele haber perdido el papá sin poder conocerlo y disfrutarlo".

  Los restos del teniente Volponi fueron enterrados en Mendoza por solicitud de su mujer. Recibió un féretro con una caja de municiones y parte de un fémur. Recién en 1998 un kelper encontró restos óseos que, según se supo, eran los pies que pertenecían al aviador y que permanecían en Malvinas.

  Por medio de un comunicado, la Fuerza Aérea informó por entonces que las autoridades de las islas Malvinas habían identificado el avión cuyos restos encontró un habitante de la isla Borbón la semana última.

  El Foreign Office se lo comunicó a la Cancillería, que luego se puso en contacto con las autoridades de la fuerza. Cuando obtuvo la matrícula del avión, la Fuerza Aérea le transfirió la información a la viuda de Volponi, que prefirió reunir los restos humanos encontrados junto a la aeronave, con los que enterró en el cementerio de Mendoza en 1982 y no dejarlos en Darwin.



2-PH-412, ARA Mendive

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Una despedida

   El 30 de mayo de 1982, los íntimos sentimientos de María Inés, se mezclaron con los reproches por una guerra que consideraba absurda.

   En su reflexión sobre el enfrentamiento bélico, comenta que "tenía 27 años, una hija, María Soledad y otro en camino, Ricardo Luis. Los chicos pudieron crecer normalmente, asumieron la pena con resignación e inteligencia". 

   Es licenciada en Filosofía y docente en la Universidad de Cuyo. Se volvió a casar, con un médico, después de diez años de viudez; de su segundo matrimonio nació María Florencia. Todos viven en el barrio Bombal de Mendoza, en una casa comprada con un crédito de la Fuerza Aérea.

   Manifiesta que "hablé por última vez con Ricardo el 21 de mayo del '82. Lo noté quebrado, con la garganta apretada. 'Están ocurriendo cosas muy feas', me dijo, nada más. Después supe que esa mañana había caído su gran amigo, el teniente Pedro Bean".

   La última carta de Ricardo es para ella un tesoro. Comprendió que esas líneas encerraban una despedida. Cuando la escribí se encontraba muy conmocionado, "estaban cayendo todos".

   Hizo públicas sus objeciones a la guerra por Malvinas. "Nunca fui partidaria de retomar las islas. Me pareció una medida muy desafortunada por la índole del adversario. Era como tocarle la cola a un león...", opina.

   No obstante, expresa igualmente que Ricardo "no discutió la decisión política. Asumió el rol para el que estaba preparado, con valentía y temperamento. Era un hombre de acción, vital, amaba la vida. No era un militar de alma, sentía pasión por los aviones. Y en las circunstancias que le tocó afrontar tuvo un gran temple".

   La magnitud de la situación y de los enfrentamientos queda en evidencia al recordar, por ejemplo, que en una semana murieron Volponi y los tenientes Bean y Juan Bernhard, compañeros de promoción. Todos compartían una pieza en la base naval de Río Grande. Desde allí operaban los Dagger.

   El 23 de mayo de 1982, María Inés escuchó por radio que un Dagger no había vuelto de una incursión por las Malvinas. Pensó sin titubear -según luego explicó- que era Ricardo. Al otro día sintió el grito desgarrador de su madre al recibir la confirmación oficial. Concluye que "pude seguir adelante con un pensamiento basado en la filosofía y porque cuando uno tiene hijos, les da la vida y ellos después nos mantienen con vida".


El recuerdo

   La carta que Héctor Ricardo Volponi escribió dos días antes de morir a su esposa es reveladora. En un fragmento indica: "Cada vez que salgo a volar me olvido de mí y me regalo a la patria, les prometo que las voy a llevar a las dos en mi buzo de vuelo. Ojalá    Dios me premie con volver a verlas, ya no puedo escribir más porque me ablando cuando lo hago".

   María Inés recuerda que llevaba menos de dos años de casada con el teniente y estaba embarazada de dos meses de Ricardo Luis, cuando junto a su hija María Soledad recibió el 23 de mayo de 1982 la noticia de que su esposo había caído en la isla Gran Malvina, junto al monte First.

   Cuenta que "él participó del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, el 1º de mayo de 1982. La última vez que lo vi fue el 17 de abril, cuando volvió a cambiar de avión. Estaba nervioso, eran momentos muy complicados; ellos se encontraban en la primera línea de batalla".

   Aquel debut de la aviación en situación de combate duró sólo 2 minutos y las maniobras de Volponi hicieron que los Harrier ingleses abandonaran su misión al ver a los aviones argentinos.

   "Era un piloto extraordinario, además de ser muy buen mozo", sostiene María Inés, a quien conocen en Mendoza como Marita. También considera que "viví una situación extrema, ya que perdí a mi esposo y me quedé sola con mis hijos, pero Dios me dio la fuerza para seguir adelante. Además encontré muy buena gente que siempre estuvo conmigo para que no aflojara nunca".

   En Tres Arroyos llevan el nombre de Ricardo Volponi el aeródromo, la Escuela N° 2, el pasaje entre las avenidas Ituzaingó y Del Trabajador, así como se erigió un monumento en avenida Libertad al 1000. En Mendoza un pasaje, una plaza y una escuela en Luzuriaga, reconocimiento en homenaje a la valentía del aviador.

La ley

   Por la ley 24.950, Héctor Ricardo Volponi es Héroe Nacional. Fue sancionada el 18 de marzo de 1998 y promulgada el 3 de abril de 1998. Establece lo siguiente: "Declárese 'Héroes Nacionales' a los combatientes argentinos fallecidos durante la Guerra de Malvinas, en el año 1982, en defensa de la soberanía nacional sobre las Islas del Atlántico Sur".


Reconocimiento en su ciudad

   El 14 de noviembre de 2003 el pueblo que vio nacer, crecer y desarrollar a un profesional de la Aeronáutica de la Argentina destinó un lugar para el recuerdo permanente del Héroe.



   Luego de varias reuniones y sugerencias, el entonces intendente Carlos Aprile, con la aprobación del Concejo Deliberante y la colaboración de vecinos, procedió a la inauguración del monumento ubicado en la intersección de las avenidas Güemes y Libertad.

   El monumento que representa el "Delta" de Volponi, de regreso rasante sobre una base que simula las Islas Malvinas, fue donado por la Fuerza Aérea Argentina. Destacó personal especializado para armarlo y pintarlo con los colores originales.

   El monumento fue realizado utilizando un Mirage IIICJ que se encontraba almacenado en Mendoza desde 1994 y que como casi todos los "Shahak" supervivientes había sido bastante "canibalizado" y tenía partes provenientes de varios aviones. Se trata del C-704 (MSN CJ-14) que realizó su último vuelo en junio de 1989. La carcaza vacía fue transportada hasta el Club de Planeadores de Tres Arroyos, donde fue rearmado y posteriormente pintado. De allí se emplazó en una rotonda del camino de circunvalación.

    La instalación, traslado y puesta a punto del monumento estuvo a cargo de personal de la VI Brigada Aérea de Tandil, de la IV Brigada Aérea de El Plumerillo y del área Material Río Cuarto en Córdoba.

   En el acto estuvo presente otro Veterano de Guerra de Malvinas, el brigadier Norberto Dimeglio. Asistió también la viuda de Volponi, María Inés Rico, y sus hijos María Soledad y Ricardo Luis.


Bautismo de vuelo en Mirage

   Las imágenes muestran una ceremonia tradicional, como parte de las distintas etapas de la formación como aviador militar. En el caso de Volponi, esta celebración tuvo lugar en 1980. En la fotografía superior se lo observa a la izquierda, de perfil; en el centro se encuentra Gustavo Aguirre Faget, encargado del INAC (Instituto Nacional de Aviación Civil) en Morón; y a la derecha, mirando a la cámara, Juan Domingo Bernhardt, quien falleció el 29 de mayo de 1982 a bordo del Dagger C-436

Convicciones que generan fortaleza

   Integrantes de la Fuerza Aérea compartieron con Volponi duras jornadas de guerra en las Islas Malvinas. En sus testimonios describen el ataque, los momentos previos y el hallazgo de la aeronave derribada

   El vicecomodoro Gustavo Aguirre Faget vio la aeronave de Volponi antes del encuentro con los Harrier británicos. "Pasó junto a mi avión y enseguida fue atacado", afirmó en su relato sobre la jornada del 23 de mayo de 1982.

   "Poco antes de que Volponi se enfrentara con los Harrier que lo derribaron, nos cruzamos en el aire. Yo iba camino a otra misión y él me preguntó, por radio, si era yo el que había pasado cerca de él. Le dije que sí. Pocos minutos después, él, junto con el teniente Napoleón Martínez, intentó hacer un ataque a buques ingleses, pero fueron interceptados por aviones británicos que patrullaban la zona", relató.

   No sólo compartió los días del conflicto bélico en las Malvinas con Volponi. Además fue su amigo y compañero de estudios en la Escuela de Aviación de Córdoba y en la Escuela de Caza, en Mendoza.

    Como parte de un trabajo de equipo, puso de manifiesto que "éramos cuatro pilotos, muy unidos. Tres de ellos perdieron la vida en las Malvinas". Fueron los tenientes Pedro Bean, cuyo avión fue derribado el 21 de mayo; Héctor Ricardo Volponi, caído a tierra el 23 de mayo; y Juan Bernhardt, con igual suerte el 29 de mayo, los 3 llegaron juntos en 1980 a la Brigada de Tandil, donde unos 12 aviones Mirage V-Dagger recién habían ingresado al país.


El jefe

   El comodoro Carlos "Napoleón" Martínez era el líder de la escuadrilla Puñal, en la que voló Volponi por última vez. Expresó que "fui su jefe en el escuadrón de Río Grande, estuve con él en la misión en que murió y pude concurrir a la inauguración de su merecido monumento".

   Definió al piloto tresarroyense como "una persona digna de ser piloto de caza, muy aguerrido, con mucha voluntad de lucha. Era un experto en vuelo, pese a que tripulaba una máquina que conocía desde hacía poco. Cuando por la mañana llegábamos al escuadrón, nos daba a todos una dosis de optimismo, era un alma de enorme transparencia, con un excepcional perfil de cazador".

   En sus declaraciones sobre las acciones que se desarrollaron en la guerra, puntualizó que "el Comando de la Fuerza Aérea Sur, con sede en Comodoro Rivadavia, ordenó la misión al norte del estrecho de San Carlos, para ubicar y atacar a naves británicas. Cuando llegamos a la zona -hace memoria- no encontramos ninguna nave, los ingleses movían continuamente sus barcos y decidimos emprender el regreso, siguiendo la misma ruta porque teníamos el combustible justo. Volaban al ras del mar para eludir los radares enemigos. Vimos a dos aviones ingleses y brevemente lo comentamos. Ese fue nuestro último contacto radial".

   Tiene muy presentes las consecuencias del ataque inglés. "Ya cerca de la isla Borbon observé una especie de bola de fuego y humo inmediatamente detrás de mí avión y Volponi dejó de comunicarse", recordó.

   En tales circunstancias, según mencionó, decidió partir "en vuelo rasante hacia la isla Borbon, y puse rumbo hacia Río Grande, convencido de que Volponi había caído al mar. Dos días después supe que pudo llegar a la isla, pero se estrelló contra el monte First. También me di cuenta de que la bola de fuego y el humo que había visto doscientos metros detrás habían sido de un misil disparado contra mi avión pero que, al no darme alcance, se autodestruyó".

   El Congreso le otorgó a Martínez en 1995 la Medalla al Valor en Combate. A partir de su amplia experiencia, dejó en claro que "nadie deja de tener miedo y para controlarlo se requieren convicciones muy fuertes. De ahí se obtiene fortaleza. Antes de guardar libros y fotografías, Martínez mueve la cabeza y repite: Volponi era un hombre que iba siempre al frente, de lucha y sólidas convicciones. Para mí, todo un héroe".


"Encontré a Volpi"

   Luis Puga es actualmente comodoro. En la guerra, el 24 de mayo de 1982 tras eyectarse de su avión sin control, también destruido por un misil, debió pasar horas flotando en el mar hasta que -exhausto y con riesgo de perder la vida por la baja temperatura del agua- logró alcanzar la playa.

   En manifestaciones periodísticas comentó que al día siguiente, el 25 de mayo, "iba caminando por la estribaciones del Monte First, al oeste de la bahía Elefante, trataba de orientarme. En eso divisé una columna de humo. Pensé que era una vivienda. Pero eran unos tubos de goma que todavía ardían, con inscripciones en hebreo, lo que me hizo comprender que se trataba de los restos de un Dagger".

   Metros más adelante encontró una rueda y los fragmentos del aparato. "Entre ellos, vi un pedazo de chapa con la matrícula C-437. Esa era, precisamente, la matrícula del avión del teniente Volponi. Puga también halló lo que quedaba de la cabina del aparato.

   Allí estaba la pernera (una chapa sujeta al muslo de los pilotos, donde están escritos los datos principales de la misión). Todavía estaba adherida a la pierna. Tenía escrita la lista de procedimientos del vuelo del teniente Volponi".

   Dijo finalmente que "mientras esperaba un avión que nos traería al continente, los marinos fueron adonde se había estrellado el avión de Volponi y recogieron lo que pudieron de sus restos. Los colocaron en una caja de madera (municiones) y los traje personalmente para entregárselos a los familiares en la VI Brigada Aérea de Tandil".



(*) Luis Satini integra el Grupo Radial 105

El informe fue realizado con la colaboración de oficiales, suboficiales y soldados Veteranos de Guerra de Malvinas; Gabriel Fioni; amigos de la Zona Militar; Ricardo Luis Volponi y Hugo Mirasso

Vivo en la memoria

Un símbolo se destaca
con imponente presencia
este revive la ausencia
de quien figura en la placa
Héctor Volponi
te atraca al recuerdo y pensamiento
ese glorioso momento
reviviendo nuestra historia
al teniente que fue gloria
en su honor el monumento.
Su monumento un avión 
de combate por supuesto
cual si estuviera en su puesto
defendiendo la nación
a él le latió su corazón
con vocación se dio el gusto
de hacerlos temblar de susto
a piratas imperiales
lleno de valores reales
combatió contra el injusto.
Estarás en nuestra vida
cada vez que surque un vuelo
un avión sobre este suelo
y junto a tu alma prendida/
las lágrimas contenidas
de Tres Arroyos tu gente
estarás de cuerpo ausente
pero vivo en la memoria
sos parte patria e historia
siempre aquí estarás presente.


Poesía de Juan Carlos Alvarez






2-PH-412, ARA Mendive

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#2
Me permito compartir con ustedes este informe que salió publicado en el pasquín de mis pagos ayer domingo.

En lo personal, la historia de este hombre me marcó la infancia. De esos años tengo el recuerdo de la postguerra, cada 23 de Mayo los estampidos de los ATAR9, rasantes sobre mi ciudad; alguna vez los vi en el patio de mi escuela. Era infaltable la serie de pasadas de sus camaradas cada aniversario.

En 2003, el día que inauguraron el monumento -que queda a 100 metros de mi casa-, yo no pude ir y estaba mirando un expediente en la mesa de entradas de un Juzgado cuando pasaron 3 Mirage rasantes y se me hizo un nudo en la garganta.

Creo que en esos días de los 80 se sembró mi vocación por los aviones y por lo militar.


2-PH-412, ARA Mendive

GAE_Baco

Un ejemplo de vida.
Si todos los argentinos tuviesemos un porcentaje del valor, gallardia y sentido del deber de nuestros héroes de Malvinas, que país que tendiramos...