LETONIA 1953

Iniciado por GAE_Balker, 20 de Febrero de 2011, 01:38:12 PM

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INFORME DE INTELIGENCIA

Tras la firma del Pacto Molotov-Ribbentrop del 23 de agosto de 1939, Moscú plantó sus garras en Lituania, Letonia y Estonia. Sin contar el breve lapso de la ocupación nazi, durante el período comprendido entre 1940-1953 los soviéticos deportaron a más de 200.000 personas y al menos 75.000 terminaron en prisiones siberianas. De hecho, el 10% de la población Báltica adulta fue deportado o enviado a campamentos de trabajos forzados. Semejante política de exterminio no fue tolerada sumisamente. Miles de veteranos que habían enfrentado a los soviéticos en los campos de batalla del este conservaron sus armas y uniformes y se adentraron en los bosques para continuar la resistencia. Organizados en pequeños grupos, fueron responsables de numerosas emboscadas y golpes de mano contra las fuerzas invasoras. Con el tiempo, se los conoció como Los Hermanos del Bosque. Su objetivo: liberar a las naciones Bálticas del yugo opresor comunista.


Miembros de los Hermanos del Bosque. Circa 1950.

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Letonia, quince Kilómetros al norte de Bärta - 25 de Febrero de 1953.-

Nieve en el suelo, tapando los pinos y cayendo del cielo. Todo completamente blanco. Desde su posición, el teniente Peralta no podía ver a nadie. Sin embargo, sabía que eso era sólo una ilusión: siete hombres lo rodeaban y, por el camino, a algunos cientos de metros, se acercaban más. Con miedo a delatar su posición, asomó la cabeza por el costado del tronco en el que se escondía y esperó hasta que el vehículo que escuchaban dobló la curva: a poco menos de cien metros apareció un jeep con cuatro soldados a bordo.
Peralta volvió a ocultarse y aguantó la respiración, temeroso de que la condensación de su aliento pudiera traicionarlo. ¿Cuánto faltaba para el desenlace? ¿Diez segundos? ¿Era normal sentir miedo? De algo estaba seguro: el primer disparo lo iba a sobresaltar.
Y así fue.
No hubo una orden de abrir fuego. Cuando estuvo a escasos diez metros, los hombres de la patrulla lanzaron una lluvia de proyectiles sobre el vehículo. Todo terminó tan rápido como había empezado, sin intercambio de disparos. El jeep, detenido con el radiador reventado. Tres cuerpos en la nieve y el conductor volcado sobre el volante.

Al grito de ¡Latvija dzīvo! siete figuras emergieron de la nada y corrieron hacia los despojos soltando carcajadas. Peralta se puso de pie y los observó manteniendo la distancia.
Los guerrilleros se abalanzaron sobre los cadáveres de los soldados rusos y les quitaron los abrigos antes de que éstos se embebieran en sangre. Después fue el turno de las botas y, al final, las armas y municiones.
El mayor Jonas Vytautas, líder regional de Los Hermanos del Bosque, sacó un cuchillo afilado y le cercenó una oreja a uno de los caídos. Peralta frunció el ceño en desaprobación y Vytautas lo notó.

-¿Qué pasa argentino? - le dijo el guerrillero en inglés mientras guardaba el "souvenir" en una bolsa - ¿Acaso no lo aprueba?

La patrulla rió con ganas. Peralta era sólo un observador. Se suponía que no debía participar activamente de las acciones y mucho menos ponerse a dar consejos moralistas.

- Vea - continuó el mayor mientras se acomodaba al hombro su fusil MP44 - si estos bastardos hubieran invadido su país, si hubieran cambiado su bandera, si hubieran arrancado familias enteras de sus casas para llenarlas con ignorantes de la estepa, si todo eso le hubiera sucedido a usted, no me cabe duda de que pensaría muy diferente.

No hubo oportunidad para contestar. El grupo se encolumnó detrás de su jefe y se perdió rápidamente entre los pinos. Peralta, todavía aturdido, los siguió.
Poco menos de un mes atrás, cuando había aceptado esa misión, meterse tras la Cortina de Hierro parecía una idea atractiva y emocionante. La CIA yanqui y el CI5 británico monitoreaban el accionar de la resistencia y eso le había dado una falsa sensación de seguridad. Pero en el lugar de los hechos, la idea pueril de aventura había desaparecido. Estaba sumergido hasta el cuello en una guerra sin cuartel saturada de odio, donde la palabra "prisionero" había perdido su significado hacía años.
Tras una marcha de media hora, el grupo llegó a su escondite subterráneo. Mientras los hombres descendían por una escalera, el mayor Vytautas se acercó a Peralta con una sonrisa y le ofreció una petaca de "Balsamo Negro de Riga".

- No se tome todo tan a pecho, argentino. Simplemente trate de no pensar en ellos como personas. Lo digo por su bien. En muy poco tiempo, ésto que acaba de ver estará multiplicado miles de veces. Odiaría que pierda el apetito - El guerrillero empinó la petaca, sonrió enigmáticamente y entró al refugio. Antes de seguirlo, Peralta se dio cuenta que aquellas palabras que acababa de escuchar presagiaban un futuro muy negro.

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INFORME DE INTELIGENCIA - 26 de Febrero de 1953.-

La guerrilla letona (los "Hermanos del Bosque") y buena parte de la población civil se han levantado en armas contra las fuerzas de ocupación soviéticas. Los ataques a centros de comunicación y guarniciones comenzaron a las 04:00 AM y continúan todavía en la mayor parte del territorio. Al momento, las fuerzas patriotas han logrado el control en las principales ciudades de la mitad occidental del país, mientras que en Riga, la ciudad capital, la situación todavía no se ha decidido.
Según los primeros reportes, la inteligencia bolchevique no tenía indicios ni sospechaba que una operación de semejante envergadura pudiera concretarse. La revuelta, perfectamente planeada, ejecutada y coordinada con el período de mayor rotación de efectivos rusos, logró hacer retirar a las fuerzas de ocupación, que ahora se reagrupan en Lituania, Estonia y en los alrededores de Riga.
Todavía no hay informes sobre las bajas de ambas partes.


Las fuerzas soviéticas todavía controlan la ciudad de Riga

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Puerto de Southampton, Inglaterra - 27 de Febrero de 1953.-

Amarrado en el muelle principal, en silencio, con la mayoría de la tripulación en tierra, el ARA Independencia era un gigante dormido. Las nubes cargadas de lluvia daban a todo una tonalidad gris y el viento, que agitaba los charcos de la cubierta de vuelo, parecía hacer temblar al portaaviones como si tiritara de frío.

- Siempre supe que venir hasta acá para reparar las máquinas era una maniobra que escondía algo - dijo el TN Castor. Caminábamos de proa a popa, ida y vuelta, tratando de no mojarnos demasiado los zapatos. Habíamos descubierto que esos paseos nos ayudaban a bajar la ansiedad en épocas de tensión. Incluso con mal tiempo.

- Esto es una locura - le dije - Alguien tuvo que haberles explicado a los letones que una operación semejante no tiene esperanzas de éxito. Los rusos sólo se están reagrupando y cuando estén preparados van a retomar el país a sangre y fuego. Supongo que a las potencias occidentales les importan poco las consecuencias. Esta es sólo una excusa más para hacerles la vida imposible a los rojos y que otros paguen los platos rotos...

Me acomodo la bufanda, el cuello del capote y la gorra, que a cada tanto amaga con salir volando. Busco calor en el fondo de los bolsillos y sigo con el tema:

- Lo único que sabemos es que vamos a estar metidos en el medio del lío. Somos los elegidos para darle apoyo aéreo a los guerrilleros, tanto desde el mar como en Letonia misma.

- ¿Con qué material vamos a contar? - quiso saber el Jefe de Operaciones.

- El nuestro y todo lo que la OTAN quiera darnos. Por supuesto, nunca se reconocerá el apoyo de occidente a los letones. Los rusos no deben poder probarlo. Vamos a ser "fantasmas" que sólo los combatientes podrán ver. Para la prensa mundial y las Naciones Unidas, seremos invisibles.

Caminamos algunos metros más en silencio. Los dos sabíamos de qué había que hablar...

- ¿Qué pasa si caemos prisioneros? - preguntó en voz baja Castor simulando estar más interesado en algunos edificios de la oscura Southampton.

- Nadie debe caer prisionero.

Llegamos a popa. El pabellón nacional, empapado, se quejaba con cada ráfaga de viento.

- Esta ciudad debe estar tan llena de espías rusos como cualquier otra de Europa. ¿Cómo vamos a disimular nuestra participación? - me pregunta.

- Oficialmente, estamos acá por reparaciones...cada zarpada nuestra será una prueba de máquinas. Inteligencia piensa en todo ¿No sabías?

-Si...seguro...

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Base Aérea de Libau - 04 de Marzo de 1953.-

A pocos metros de la cabecera de la pista podía verse una decena de enormes cráteres.

- Bombas de 500 libras - explicó el TC Gaucho.

Era verdad. Los rusos habían mandado dos vuelos de bombarderos Tu-4 para atacar nuestras bases, sin lograr resultados. Si bien perdieron tres aparatos por la artillería antiaérea, no habría quedado ni uno si se hubieran topado con los Panthers. Dentro de todo tuvieron suerte...

- ¿Cómo se nos pudieron haber escapado? - preguntó el TN Castor mientras miraba el cielo junto al TC Alma. Parecían estar olfateando el aire en busca de algún "pesado" que viniera a visitarlos.

- ¿Qué pasa con el radar, Señor? - quiso saber Gaucho - ¿Van a instalar uno?

El Jefe de Operaciones se acercó a uno de los cráteres y le lanzó un escupitajo al fondo. Era tan profundo que podía contener cómodamente un auto.

- Uno le pregunta a los ingleses si lo mandaron y dicen que sí - dijo Castor - Luego le pregunta a los letones dónde está y lo miran con los ojos como el "dos de oro". Da la impresión que nunca escucharon hablar de esa palabra. En fin...

Los tres pilotos caminaron de regreso hacia la torre de control tratando de no hundirse en la nieve y el barro. Ya en la pista, la marcha se hizo más fácil.

- La próxima misión va a ser más complicada - aclaró Castor - Los "ruskis" ya saben que estamos acá y van a venir a buscarnos. Y además de eso, tendremos que seguir afrontando la catarata de pedidos de apoyo a tierra de esta gente.

- ¿Cómo lo vamos a lograr, Señor? - preguntó Gaucho.

Castor miró a Alma y respondió con una sonrisa cómplice:

- Pase lo que pase, Teniente, nunca pierda el estilo.

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Ostrov, URSS. Cerca de la frontera con Letonia. 05 de marzo de 1953.-

El Coronel Alexey Kozlov se relajó en la cabina de su MIG-17 y esperó a que el personal de tierra lo liberara del correaje. Era normal estar cansado después de cada misión, pero en esta oportunidad estaba más sorprendido que agotado.

Descendió del caza y, casco en mano, se dirigió a la torre de control. En el lugar lo esperaba el Capitán Andrey Smirnov, su ayudante y protegido:

- ¿Cómo anduvo todo? - preguntó a su jefe mientras le daba una tasa de té caliente.

- El martes, el enemigo presentó combate en todo Letonia. Ahora ninguna de nuestras escuadrillas los encontró. De hecho, me acabo de cruzar todo el país escoltando a estos Tu-4, que van a 2Km/h por hora, y nada... - tomó un sorbo del té y se quedó mirando el mapa -Sin embargo están ahí.

- ¡Seguro que están! - agregó Smirnov - La marina acaba de informar que perdieron un crucero ligero y un destructor. Lo último que se supo era que estaban bajo ataque aéreo cuando cañoneaban posiciones de la guerrilla. Además, un par de columnas del ejército fueron atacadas otra vez. (Ver Letonia 2)

- ¿Qué dice el Kremlin?

Andrey Smirnov no contestó. Se quedó en silencio unos segundos y su jefe supo que algo malo pasaba.

- ¿Qué pasa Andrey?

- Vea...hay rumores de que Stalin murió esta mañana.

El Coronel Kozlov también se quedó mudo. Todos sabían que la salud de Stalin estaba flaqueando, pero nadie esperaba un desenlace cercano.

- ¿Ningún parte oficial?

- Nada, señor.


Kozlov se acercó a su ayudante y lo que dijo lo hizo en voz muy baja:

- No digas absolutamente nada de ésto a nadie...

- ¡Todos están rumoreando sobre ésto!


- ¡No me importa! Estamos en medio de una guerra. No se llamará así, pero hay tiros y corre sangre. Para mí es lo mismo. Si se sigue instaurando la idea de que nuestro líder está muerto, la moral puede caer. ¡Saca a los pilotos a hacer deporte, que entrenen, pero no les des tiempo para tumbarse y pensar! ¿Está claro, Andrey?

Smirnov asintió en silencio.



El Coronel Alexey Kozlov en la cabina de su MIG-17.

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INFORME DE INTELIGENCIA - 07 de marzo de 1953.-

Se confirmó la muerte del líder soviético Josep Stalin. Así lo reflejó la prensa internacional:

"El comunicado del gobierno y del Partido Comunista describió la muerte de Stalin en estas palabras: El corazón del camarada e inspirado continuador del testamento de Lenin, el inteligente líder y maestro del Partido Comunista y del pueblo soviético, Josep Vissarionovich Stalin, ha dejado de latir.
Largas filas de personas que se extienden por cinco kilómetros de 30 en fondo, se colocaron frente al enorme Palacio de los Sindicatos para desfilar frente al féretro abierto donde yace el cadáver de Stalin. Su muerte se ha convertido en la más grande manifestación patriótica desde la muerte de Lenin en 1924.
El féretro de Stalin está rodeado de coronas de flores frescas enviadas por el consejo de ministros, el comité central del Partido Comunista, la Organización de las Juventudes, los Sindicatos y el Ejército. Representantes uniformados de todas las fuerzas rinden guardia de honor.
En los últimos partes médicos, se había informado en detalle el proceso del derrame cerebral, sus efectos sobre el sistema nervioso, la respiración y, finalmente, el corazón. Stalin sufrió también una pulmonía poco antes de su muerte, según se supo por el diagnóstico oficial.
El Viceprimer ministro Sr. Molotov, asumió las funciones de "Jefe Interino del Estado Soviético".
       


Stalin en su féretro y la multitudinaria manifestación en la Plaza Roja.

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Schruden, Letonia. 08 de marzo de 1953.-

El Teniente Peralta tenía frente a sí un plato hondo lleno de porotos negros hervidos con pedazos de tocino y otro con sopa de coliflor. El aroma despertaba el apetito. Tomó una cuchara y empezó a comer con ganas.
Estaba en la casa de la familia del Mayor Jonas Vytautas, el líder de la célula de los "Hermanos del Bosque" a la que él había sido asignado. Ahora, con buena parte del oeste del país recuperado, descansar algunas horas en el hogar se había convertido en una cuestión más accesible.

- ¿Qué tal la comida, eh? - preguntó Vytautas - ¡Después de comer eso va a poder correr desnudo por la nieve sin congelarse!

Peralta asintió con la boca llena. Sin duda era un plato invernal, deliciosamente grasiento.
El Mayor dejó que su invitado siguiera comiendo por un buen rato pero en ningún momento le quitó los ojos de encima. Cuando Peralta se recostó en el respaldo de la silla y dejó la servilleta en la mesa, Vytautas atacó:

- Dígame cuál es su problema, argentino.

- ¿Mi problema?

- Si. No cabe la menor duda de que se siente a disgusto en Letonia. ¿No era lo que esperaba? ¿Somos demasiado brutales para usted? ¿O piensa que los soviéticos tienen derecho a estar acá?

Peralta suspiró sin saber por dónde empezar. ¿Cómo decirle a ese hombre que su causa estaba condenada? ¿Cómo explicarle que las hermosas ciudades que ahora disfrutaban de una breve primavera de libertad volverían a caer bajo las botas invasoras? Vytautas y las familias de otros tantos patriotas sufrirían las represalias bolcheviques tarde o temprano...

El Mayor pareció entender qué perturbaba al joven teniente, llenó su vaso con Bálsamo Negro de Riga y empezó a hablar:

- ¿Sabe de qué se trata la propuesta del "roll back" de Eisenhower?

Peralta asintió.

- Bien. Entonces sabe que los EE.UU. harán todo lo que sea para que los rusos retrocedan en Europa. ¡Ellos necesitan nuestra iniciativa! En breve, la ayuda de la OTAN se materializará con divisiones blindadas amontonándose del lado occidental de la Cortina de Hierro. Nadie quiere una guerra nuclear ¡Ni los rojos! Tarde o temprano van a volver al agujero del que salieron.

- Es posible que retrocedan, Jonas - dijo Peralta sin levantar los ojos de la mesa - pero no lo harán en el tiempo que ustedes creen. ¿Cuánto más van a poder mantenerlos a raya, eh? Mañana vamos a atacar Goldingen con tres tanques capturados...¡Ellos tienen divisiones enteras que se acercan en este momento a Riga!

Los dos hombres permanecieron sin hablar algunos minutos, bebiendo a cada tanto una copa del tradicional licor letón.

- ¿Le gustó el guiso? - preguntó Vytautas bruscamente. Peralta lo miró sin entender el cambio de tema.

- ¿Se acuerda del souvenir que guardaba de aquel soldado ruso que matamos en la emboscada? - continuó el mayor mirando fijamente el plato de Peralta...

El infante miró los restos de la comida, después al letón y nuevamente al plato. Una arcada empezó a nacer desde el fondo de su garganta.

- ¡No, hombre! ¡Era una broma! - gritó Vytautas entre carcajadas - ¡Tendría que haberse visto la cara! ¡Le juro que es tocino!
   

Ostrov, URSS. 08 de marzo de 1953.-

La base de la Fuerza Aérea Soviética estaba en silencio. La muerte del camarada Stalin había golpeado la moral de todos. Lo peor no era la desaparición física del Héroe de la Gran Guerra Patriótica, sino la incertidumbre y las intrigas políticas que ocupaban toda la atención en el Kremlin. La "cuestión letona" pasaría necesariamente a un segundo plano.

El Coronel Alexey Kozlov entró a la sala de briefings y encontró a los pilotos reunidos alrededor de la radio, escuchando atentamente las noticias de Moscú. Se abrió paso entre el grupo, apagó el equipo y fue directo al pizarrón.

- Mañana saldremos a ganar el espacio aéreo. Los quiero mentalizados para ello. Sabemos que el enemigo está ahí y no es letón. Tienen reactores y aviones a pistón. ¿Son ingleses? ¿Son yanquis? No lo sé. Sólo sé que se trata de imperialistas que han venido a aprovecharse de la situación y que vamos a patearles el жопа no importa de donde vengan.

Kozlov miró a su discípulo y lo señaló con el dedo índice:

- Smirnov, esta vez es tu turno. Quiero que saques un par de MIG-17 y des un paseo. ¿Está claro?

- ¡Si, camarada Coronel!




MIG-17s. El orgullo soviético otra vez listo para entrar en acción.

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#9
Ostrov, URSS. 12 de marzo de 1953.-

Los pilotos soviéticos inundaban la sala de briefing, todos hablando hasta por los codos. Con las manos hacían gestos imitando las evoluciones de aviones mientras contaban sus victorias. Cuando llegó Alexey Kozlov, hicieron silencio y adoptaron la posición de "firmes".

- Siéntense - dijo el Coronel con una sonrisa satisfecha. Se apoyó en un escritorio tapado de cartas y mapas y continuó - ¡Los felicito!

La sala explotó en un estruendoso aplauso.

- Ayer logramos aniquilar la resistencia enemiga en Tukkum y encerramos a miles de rebeldes al este de la ciudad de Doblen - dijo Kozlov - Y por si eso fuera poco, los ataques sorpresa a las bases enemigas fueron un éxito.

Nuevo aplauso generalizado.

El coronel volvió a sonreír, se acomodó el cinto con gesto satisfecho y prosiguió:

- Según inteligencia, el enemigo al que nos enfrentamos viene de luchar en Corea y en el Mar de Java. Sea como sea...acá la están pasando muy mal...¡Más que ayudar a los rebeldes, diría que son nuestros aliados!

Las carcajadas de los pilotos hicieron vibrar las ventanas.

- Por como van las cosas, en breve pasaremos a la etapa final de este incidente: el asalto directo a Libau, donde está el Cuartel General guerrillero. Mantengamos el esfuerzo que estamos realizando. A eso, le vamos a agregar PACs "de aniquilación" con los MIG-17 que están empezando a llegar.

- ¿De qué país son los pilotos a los que nos enfrentamos? - preguntó alguien desde el fondo de la sala.

- ¡Ingleses! - opinó un piloto.

- ¡Yanquis! - gritó otro.

Kozlov sonrió de buen humor y agregó:

- Para mi que son argentinos...

Entonces sí, las carcajadas estuvieron a punto de hacer explotar las vidrios de las ventanas.



Nuevos MIG-17 han llegado al Teatro de Operaciones.-

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#10
Libau, Letonia Libre. 13 de marzo de 1953.-

La torre de control de la pista principal había sufrido con cada golpe de los bombarderos rusos. Los tres grandes ventanales habían desaparecido y los vidrios rotos esparcidos por el piso crujían con cada paso que dábamos. Para que no entrara la nieve y el viento helado se habían tapiado las aberturas con los restos de las puertas de madera, quedando para ver al exterior unas pequeñas ventanas de 50 x 50 centímetros. El resultado era que el personal que trabajaba en el lugar debía ponerse todo el guardarropa para evitar convertirse en un muñeco de nieve.
Subí las escaleras con dos grandes termos llenos de té hirviendo. Al llegar, vi a los Tenientes Castor y Gaucho sentados frente a la mesa de Operaciones, cubiertos con sendas frazadas, asomando los ojos por sobre sus bufandas.

- Busco a Papá Noel - les digo - ¿Ustedes son los ciervos o los enanos?

No celebraron mucho la broma, pero disfrutaron cada una de las tasas humeantes que les fui sirviendo.
Me acerqué a las "ventanas" y el viento helado casi me deja ciego. El espectáculo era lamentable: en la cabecera de la pista principal todavía podía verse la nieve ennegrecida por las explosiones de los Panthers (Ver Letonia 4). En el terreno, a cada tanto, los cráteres dejados por decenas de bombas. Recortando el horizonte, los edificios silenciosos de la ciudad de Libau.

- ¿Cómo le decimos a esta gente que en algunas horas los rojos los van a venir a visitar? - Castor hizo como si llamara a una puerta imaginaria e imitó el acento ruso - "¿A que no adivinan quién vino a cenar?".

No reímos pero esbozamos una mueca. Me senté con ellos y me serví un té.

- Hay algunas buenas noticias - dije para levantar el ánimo - En Frauenburg, nuestra gente encontró una docena de MIGs 15 destruídos. La mayoría inservibles.

- ¿Qué hacían ahí? - preguntó Gaucho.

- ¡Esa era su base antes de la rebelión letona! Lástima que los guerrilleros los empezaran a destruír sin antes preguntar si los íbamos a necesitar... Como sea, el hecho es que parece que se han recuperado cuatro.

- ¡No me digas que ahora vamos a volar MIGs! - se sorprendió el Jefe de Operaciones.

- Bueno...supongo que vamos a usar cualquier cosa que nos acerque al rendimiento de los MIG 17. Igual, eso no es lo más importante: los yanquis se acordaron que estamos acá y nos van a ceder algunos Sabre.

- ¿Sí? - preguntó asombrado Gaucho.

- Si. Ni bien podamos vamos a tener que empezar a practicar con los dos aviones. Y hay algo más...

Cuando me aseguré de tener su atención, agregué:

- Finalmente llegó un radar británico. No es lo que habían prometido. Es una cagada de 40 Kilómetros de alcance. Pero algo es algo. Al menos nos va a dar un par de minutos de sobre aviso ante cualquier visita de Ivan.

Dicho ésto, los tres volvimos a meter las narices en nuestros jarros de té humeante.


Schrunden, Letonia Libre. 13 de marzo de 1953.-

El Teniente Peralta estacionó el Jeep y avanzó en la nieve hasta el edificio donde se estaba realizando una reunión del Estado Mayor de "Los Hermanos del Bosque".
Un adolescente armado con una Ppsh hacía guardia en la puerta. Lo miró con curiosidad por unos instantes y lo dejó pasar sin decir nada.
En el interior, el ambiente estaba decididamente descuidado: había botas de nieve tiradas en desorden, algunas botellas vacías y una bandera de Letonia que pendía a medias de la baranda de la escalera.
La puerta del salón principal se abrió de golpe y apareció el mayor Jonas Vytautas. Cuando éste vio a Peralta, detuvo la marcha y se acercó con gesto serio:

- Nuestros hombres los necesitaban en Tukkum.

El infante argentino trató de excusarse:

- ¡Era de noche, nevaba y estaba lleno de MIGs!

Vytautas lo miró con desprecio, sin decir nada por un par de segundos. Cuando habló, demostró que dominaba la ironía:

- Entiendo...supongo que sabiendo eso ahora nuestros hombres van a marchar más tranquilos a Siberia...

El guerrillero se colgó su MP 44 al hombro y se dirigió a la puerta. Peralta lo observó marcharse. Por el momento era mejor dejar las cosas así.

El joven Teniente se alejó del salón y buscó la cocina. Necesitaba beber algo que le levantara la moral. Allí encontró a la dueña de casa, una anciana que de buen ánimo lo invitó a sentarse. La mujer le acercó una tasa de porcelana fina llena de té a la que, guiño y sonrisa mediante, le agregó un toque de licor.

Tras un par de minutos en silencio, aquella señora pareció leer los pensamientos de Peralta.

- No se aflija joven - dijo en perfecto inglés - Letonia nunca morirá.

El Teniente la miró y sintió que la emoción le cerraba la garganta.

- En 1939 nos invadieron los rusos y sobrevivimos - empezó la mujer - Después nos vinieron a "liberar" los nazis y también sobrevivimos. Después, en 1945, volvieron otra vez los rusos...Y ahora parece que van a volver otra vez...

La anciana bebió un pequeño sorbo de su té y sonrió:

- ¿Sabe qué es lo que nos daba más gracia de los rusos en el 45?

Peralta negó con la cabeza.

- Ellos ocuparon el país. Trajeron miles y miles de tropas - continuó animada la mujer - Nos echaban de nuestras casas para dárselas a las familias de sus oficiales. Y por supuesto, venían las esposas. La mayoría de las rusas eran más brutas que una cabra. Nunca habían vivido con las comodidades que nosotros damos por sentado. Sin embargo, nos miraban con altanería, creyéndose superiores. Venían llenas de rublos dispuestas a llevarse el mundo por delante...¿Sabe cuál era la venganza de nosotras las mujeres?

El joven Teniente volvió a negar con la cabeza.

- Les hicimos creer que los camisones eran vestidos - sonrió - Y así andaban por la calle. ¡Debería haberlas visto! ¡Tan engreídas estaban mientras hacían el ridículo frente a todos!

Esta vez Peralta rió con ganas. La anciana puso su delicada mano sobre las del infante y volvió a decir, con orgullo:

- ¡Letonia nunca morirá!

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#11
Londres, 20 de marzo de 1953.-

El ARA Independencia salió de Southampton para una nueva "prueba de máquinas" y la mitad de nosotros aprovechamos a embarcarnos. La nave puso rumbo a Inglaterra y pocas horas después pisábamos tierra firme.
Ya de licencia, el contraste entre caminar por una de las ciudades más importantes de Europa y las condiciones que teníamos que soportar allá en Letonia fue abrumador. Guiados por el olfato etílico del TF Pepper, llegamos al "Dog and Duck", uno de los más tradicionales pubs de Londres.

- Nuestros Sabres ya están listos en Alemania Occidental - dijo el TN Tacuara entre sorbo y sorbo de cerveza - Probablemente sean una docena. Quizás en una semana los tengamos operativos en Letonia.

- Vamos a tener que cuidarlos muy bien - dije - Es nuestra única respuesta a los MIG-17.

El TC Gaucho había escuchado sin decir nada. Tomó un buen sorbo de su cerveza negra y cuando habló lo hizo con un espumoso bigote blanco en su labio superior:

- ¿Y que hay de ataque? También necesitamos mejores aviones.

Todos sonreímos.

- Por supuesto, Gaucho. Ustedes podrán usar los Panther que vayan quedando libres. Eso sí: sos responsable de que cada GU lo conozca y sepa cómo pilotearlo. Sólo los que vos habilites podrán subirse.

Dicho ésto, brindamos y volvimos nuestra atención en la clientela femenina.

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Libau, Letonia Libre. 25 de marzo de 1953.-

A pesar del frío del lugar, el TN Tacuara se secó el sudor de la frente con la manga de su overall y observó al MIG-15 que acababa de dejar a punto. Repartidos en diferentes hangares, ahora sólo quedaban 3 de esos cazas. Se había perdido uno en la primera misión en la que participaban y ese hecho era una verdadera tragedia. ¡Se trataba de los únicos cazas que podían hacer frente a los peligrosísimos MIG-17 soviéticos!

Saludó al personal de tierra que lo había ayudado y siguió su recorrida. ¡Todavía había mucho trabajo que hacer! El mantenimiento del radar, los Panthers, Corsarios y Neptunes le iba a llevar el resto del día.

Pero antes de seguir su camino, decidió que primero iba a ser mejor tomarse una buena tasa de café. En breve la situación iba a empeorar: los rusos se acercaban y los Sabres añadirían más trabajo.

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BOLETÍN NAVAL, 04 de Abril de 1953.-

El Estado Mayor General de la Armada desea felicitar al siguiente personal del GAE por el desempeño demostrado en las últimas dos misiones de combate:


TC Alma
"Por la destrucción de 6 cazas soviéticos MIG-17 durante las acciones llevadas a cabo entre el 30 de marzo y el 2 de abril, regresando a su base con su avión en óptimas condiciones. Dicho desempeño es acorde a las más altas tradiciones del servicio naval".



TC Gaucho
"Por la destrucción de 14 tanques soviéticos T-34 durante las acciones llevadas a cabo entre el 30 de marzo y el 2 de abril, regresando a su base con su avión en óptimas condiciones. Dicho desempeño es acorde a las más altas tradiciones del servicio naval".

Felicitaciones.

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Puerto de Windau, Letonia Libre. 5 de abril de 1953.-

La trampa se abrió con un chasquido seco y cuatro cuerpos quedaron colgados por el cuello. Cuatro oficiales soviéticos habían sido ajusticiados. Tras un breve silencio, la turba volvió a rugir como lo venía haciendo desde temprano:

- ¡Latvija dzīvo! ¡Latvija dzīvo! ¡Latvija dzīvo!

Sin esperar más, mientras retiraban los cadáveres, otros cuatro militares rusos empezaron a subir las escalerillas.

- ¿Cuánto más va a durar ésto? - preguntó el Teniente Peralta con un gesto de asco.

A su lado, el Mayor Vytautas, líder regional de Los Hermanos del Bosque, contestó sin apartar la vista de aquel espectáculo, como saboreando cada sílaba:

- Todo lo que sea necesario.

Desde que la ofensiva guerrillera había reconquistado Windau, un febril deseo de venganza se había apoderado de todos los letones. Sin duda, el terrible destino que les esperaba a los patriotas rendidos en la bolsa del este de Doblen había exacerbado los ánimos.

- Jonas, ésto es lo último que necesitan. Cuantos más crímenes cometan, peor será la represalia soviética. ¡Tienen que detener ésto!

Otro chasquido. Cuatro muertos más. Otra ovación ensordecedora.

- Llamas a ésto crímenes. ¡Esto es justicia! Estos condenados son los principales responsables de la persecución que sufre mi pueblo. No pudieron huir a sus líneas y ahora los ha alcanzado su destino.

Peralta no pudo apartar la mirada de la interminable fila de los que estaban a punto de morir. Algunos mantenían la cabeza baja, sin prestar atención a lo que ocurría a su alrededor. Otros, aterrados, seguían con ojos desorbitados la interminable sucesión de ejecuciones.

- No entiendo qué es lo que te preocupa - dijo Vytautas con una sonrisa burlona - Los comunistas no creen en el cielo ni el infierno...para ellos es como quedarse dormidos.

Otro chasquido. Cuatro muertos más. Otra ovación ensordecedora.